La foto digital… ¿es una basura?



Hace un tiempo atrás apareció publicado en el diario La Tercera un artículo en el que el fotógrafo francés Bernard Plossu, quien fue galardonado con el Premio Nacional de Fotografía de Francia en 1988 (hecho no menor en un país en donde abundan los fotógrafos y de los buenos), decía que “la fotografía digital es basura”.
Cuando lo leí no pude menos que sorprenderme, aunque en verdad no me sorprende tanto.
La pugna entre un sector proclive a lo digital y otro a favor del formato análogo (la fotografía de película, cuarto oscuro, químicos, etc., etc.) no es nueva y dio inicio en el mismo momento en el que apareció el formato digital dentro del mundo de la fotografía. Debo decir que uno puede observar similares disputas en otros ámbitos, ajenos a lo fotográfico, en los que lo digital también se ha “inmiscuido”.


Plossu habla de que el fotógrafo se vuelve “víctima del consumo” y de que hoy en día se disparan muchas fotos, siendo que es mejor tener un rollo de 24 fotos y pensar la imagen que se quiere captar.
Ansel Adams decía que “una fotografía no es un accidente, es un concepto. La fotografía estilo ametralladora, o sea la obtención de muchos negativos con la esperanza de que uno sea bueno, es letal para los resultados serios.“
Tal vez don Ansel se revuelva en su tumba por lo que voy a decir pero pienso que serle fiel a un concepto no pasa por el hecho de sacar mas o menos fotografías ni utilizar la cámara como si fuera una ak-47 disparándole a cualquier cosa que se mueva. Me parece un poco “grave” el sr. Adams en sus dichos sobretodo porque no necesariamente yo quiero “resultados serios” en mis fotografías.
Quienes hayan comenzado a sacar fotografías en la época del t-max 400 o del ilford fp5 (dos de mis preferidos) sabrán de las diferencias entre una y otra tecnología y, es posible, que puedan apreciar las ventajas que implica el hecho de poder realizar prácticamente todos los disparos (fotográficos por cierto) que el tema o la situación ameriten. Muchas veces un fotógrafo se ve prácticamente obligado a realizar maniobras en las que se suele sacar más que un par de fotografías para lograr capturar lo que se persigue. (por ejemplo el bracketing en donde la tecnología digital ha ayudado bastante) Ni siquiera en el estudio, en donde en un ambiente controlado y donde esta todo dispuesto para el trabajo del fotógrafo, no se acostumbra disparar pocas fotos. (los que hayan intentado sacarle fotos a un niño chico deben saber de lo que hablo) Ahora bien, por cierto que no se trata de andar sacando fotos a tontas y a locas sin tener nada en mente. Pocas veces se tiene éxito con una metodología semejante, y aunque no niego que muy ocasionalmente uno puede tener algún acierto en dichas circunstancias, atribuyo estos (pseudo) “éxitos” sólo a un regalo de la buena suerte, y quiero creer que las cosas que hacemos se construyen con algo mas que solo buena suerte.
Deseo pensar que don Ansel se refería a esto cuando dijo lo que dijo.



No es nuevo ver personas que reniegan de las nuevas tecnologías.
Lo nuevo, lo excesivamente nuevo, siempre genera recelo y desconfianza. (windows vista por ejemplo...) Yo me pregunto ¿Por qué sucede esto? ¿Será que tenemos miedo de dejar la seguridad que nos otorga “un viejo conocido”? ¿Será que existe en algunos un apego desmedido por lo ya conocido y se cierran ante la posibilidad de lo nuevo? ¿En eso consistirá el así llamado “tradicionalismo”?
Quiero incluso, ir un poco mas lejos.
Espero el momento en el que este cambio de tecnología se traduzca en un cambio en el lenguaje fotográfico y digo espero el momento, porque pienso que ese instante aún no ha llegado. Se sigue haciendo la misma fotografía que antes, solo que se ha cambiado el cuarto oscuro por un software de edición y la película por un sensor CMOS. De forma parecida en el cine tampoco se ha producido el salto.
Se sigue haciendo cine, el mismo de siempre, sólo que en formato digital.

Me parece que es un deber de todo artista que se precie de tal, primero el hecho de poder experimentar y segundo, experimentar con lo nuevo, porque pienso que el arte debe estar en la vanguardia. El arte es (y ha sido) vanguardia como si pesara una suerte de maldición sobre este oficio que lo obliga a ir a la delantera de todo y de todos. Esto me hace pensar que un artista, debiera ser (muy) amigo de lo nuevo y aplaudir con vehemente curiosidad cuando aparece una nueva manera de decir cosas.
Por eso a veces me cuesta entender actitudes como las del señor Plossu.

NOTA
todas las fotos por Bernard Plossu

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