Hace poco en el blog de Juan Freire, había una referencia a una entrevista a (el mítico) William Gibson, (el de la foto de al lado) famoso escritor, quien en 1984 (si, el mismo año de Orwell) editó su fundamental “Neuromante” y es el autor al que se le atribuye la invención del término “ciberespacio”. La cosa es que Gibson dice que el siglo XIX fue predominantemente ideológico, mientras que el siglo XX tuvo como estandarte a la tecnología.
En cierto modo es una posición que yo comparto. Digo en cierto modo, pues me parece que acá en el tercer mundo aún nos queda un (espero que pequeño) tramo para sacudirnos del todo este “milochocientismo” que aún nos pesa.
Estamos entrando al siglo XXI y según algunos autores recién ha terminado el siglo XIX. ¿Cómo es eso? te preguntarás...
El siglo XIX se caracterizó por la culminación del tránsito desde una economía campesina a una urbana, consolidando al sector fabril como motor del desarrollo de las nacientes naciones y Estados (así, con mayúscula). Fue la época en la que se inventó la democracia y en donde se terminó de forjar el fenómeno de la revolución industrial.
El siglo XX, el siglo en el que nacimos (a menos que haya algún menor de 8 años o algún mayor de 108 leyendo esto) es, siguiendo la tesis Gibsoniana, el siglo de la tecnología. De la mano de la guerra se produjeron grandes avances en este sentido. Y este fue un siglo con muchos conflictos bélicos.
La más importante para mí, fue, sin duda, la segunda guerra mundial, de la cual es fruto su hija predilecta, la tecnología espacial, que posibilitó dos cuestiones que considero claves. Por un lado, el desarrollo de las telecomunicaciones de la mano de la tecnología satelital y por otro, el desarrollo de la informática ligada a la necesidad de cerebros electrónicos para gobernar las naves espaciales.
La guinda de la torta (y vaya que guinda) aparece cuando juntamos la informática con las telecomunicaciones.
En 1969 nace ARPANET la primera red de datos de la historia, creada por el departamento de defensa de Estados Unidos. Poco tiempo después en 1988 aparece NSFNET que llegó a conectar a 13 estados norteamericanos, y que siguió creciendo hasta enlazar otras redes en distintos lugares del mundo. En el año 1990 la red se abrió para que cualquier computador en cualquier lugar del mundo se pudiera conectar.
Redoble de tambores, había nacido la red de redes, Internet.
diagrama de las conexiones en internet
El tema es que la tecnología que está en desarrollo en la actualidad, y me refiero en específico a la inteligencia artificial y a la realidad virtual, está modificando a una velocidad brutal a nuestra cultura, y esto por supuesto que ha hecho tambalear nuestras creencias, nuestra ética, nuestra filosofía de vida. Y si, pienso que recién ahora, comenzando el siglo XXI, hemos dejado de hacer las cosas de la forma que las veníamos haciendo desde el siglo XIX, aún cuando en nuestros países en vías de desarrollo (¿seremos “desarrollados” alguna vez?) todavía queden algunas tareas pendientes.
¿Será cierto que somos testigos del desmoronamiento de las ideologías?
No creo que sea para tanto (aún).
Pienso que mas que el hecho de que las ideologías estén perdiendo la batalla ante la tecnología, estamos ante una ideología de la tecnología o una “tecno- ideología” que hibridiza o sirve de puente entre los elementos constituyentes de nuestra cultura del siglo XXI.
Podemos ver cómo es que nuestra tecnología (inteligencia artificial y a la realidad virtual) se “inmiscuye” en casi todos los ámbitos de nuestro quehacer. Economía, educación, entretención, arte y hasta la política han sido influidas de forma decisiva en sus maneras de hacer, llegando incluso a que el medio comience a determinar en algunos casos a los contenidos. Ya lo han dicho muchos autores, nos aproximamos a una época en que lo cibernético será condición para el desempeño en prácticamente todos los ámbitos del quehacer cotidiano. Pienso que esta característica cultural nunca antes la habíamos vivido, y me refiero a la incorporación de una tecnología que está presente en casi todos los ámbitos de nuestro desempeño y como si fuera poco a escala global, es decir, es el mismo uso cibernético en Perú, en España o en Tailandia y es justamente por este uso cibernético que estamos conectados con Perú, con España y con Tailandia.
Estamos ante un escenario en el que lo tecnológico – cibernético – virtual esta en vías de absorber a la mayoría de los elementos constituyentes de nuestra cultura llegando a entremezclarse con casi todo. Pareciera que ya no es tan importante lo que yo hago, sino cómo lo hago, por medio de qué lo hago. Qué instrumento utilizo para conseguir lo que busco está empezando a ser más importante que la búsqueda misma.
Hasta el momento el estado de las cosas me gusta como está. Una persona es capaz de hacer múltiples tareas con la misma máquina (el computador) lo que acarrea una serie de beneficios, es mas barato, requiere de menos espacio, es mas productivo, y un largo etc. Pero debemos ser cautos y no transformar el viaje en el destino.
La palabra cibernética tiene un origen griego (κυβερνητική) que significa “el arte de gobernar una nave”.
No olvidemos entonces que esto es un arte que nos permite llegar a un puerto. Es lo que importa, a fin de cuentas.
Ideología + tecnología = tecno - ideología
Publicado por
andres moreno nail
on sábado, 12 de julio de 2008
etiquetas:
cultura contemporánea
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